6. LEGIONES ROMANAS |
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Fragmento de calzada romana excavada en la roca. |
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Fragmento de calzada romana en la Avenida Conde Vallellano. |
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Fragmento de calzada romana en las proximidades de la parada 10. |
En el recorrido hacia el sur encontraremos los restos de una calzada romana en un relativo buen estado de conservación. Con un poco de imaginación nos trasladaremos a otras épocas y podremos escuchar el sonido de los pasos de las legiones romanas viniendo de Emérita Augusta (capital de la Lusitania romana) o el lento girar de las ruedas de los carros de los mercaderes árabes en su viaje hacia Córdoba.
Esta calzada unía Mérida con Córdoba, partiendo de la ciudad andaluza por su puerta norte, conocida como puerta del Pretorio (actual puerta del Osario, en la Plaza de Colón). Desde aquí se dirigía al arroyo de Pedroche, que salvaba a través de un puente que aún se conserva, para luego pasar por las proximidades de lo que actualmente es el Santuario de Linares, en cuyas inmediaciones apareció un miliario romano.
Los antiguos romanos construyeron tres tipos de vías: El primer tipo es el denominado "via terrenae" o camino de tierra apisonada y nivelada. El segundo es la "via glarea strata", es decir, un camino cubierto con guijarros o cantos rodados unidos por un aglomerante arcilloso. Finalmente, el tipo más elaborado de camino romano es la "via lapidea strata", una calzada recubierta con losas de piedra, construidas cerca de las ciudades, en los cruces de camino o en terrenos inestables. Las dos últimas son "strata via", es decir, caminos construidos mediante varias capas (estratos), lo que dotaba a la calzada de una gran solidez.
En general, las vías que recorrían la actual provincia de Córdoba se levantaron utilizando la técnica de la "via glarea strata", con guijarros y cantos de los afloramientos rocosos más cercanos; aunque dentro de la ciudad, en la Avenida Conde de Vallellano, podemos disfrutar de unos pocos metros de calzada construida mediante la técnica lapidea strata, con una vista lateral de la capa inferior de la misma.
La calzada que ahora "pisamos" es un claro ejemplo de "via glarea strata", si bien, no se aprecia con claridad en la mayoría de sus tramos, debido al deterioro que ha experimentado a lo largo de los siglos. No obstante, hay varios puntos en el recorrido en los que aún quedan vestigios de la construcción original. Uno, el de la fotografía, en las proximidades de la parada 10 y otro, cerca de la parada 7.
En otros lugares, los ingenieros romanos tuvieron que vencer las dificultades derivadas de la topografía y del sustrato rocoso, por lo que la calzada tuvo que trazarse a golpe de pico, a modo de una escalera de piedra. Ahora se entiende por que se denomina a este paraje la "Loma de los Escalones".