LOS MORGAÑOS DE JACINTO
Cuando salíamos al campo, mi buen amigo Jacinto me asustaba recordándome
la existencia de un animal que, cuando lo molestabas, comenzaba a perseguirte y no
paraba jamás. Lo llamaba "morgaño", como las arañas patilargas
extremeñas. No sé si se refería a ellas este aprendiz de mago o
pensaba como yo, en algo peludo y con
rabo.
Hoy, casi cuarenta años
después, sé muy bien lo que son estos testarudos seres, creados por
mi particular clon de Harry Potter. Los he vivido en
carne propia y en la de mi alumnado, herederos intelectuales de la
"extinta" EGB y de la actual ESO y Bachillerato. Son esas ideas erróneas que
se meten en la cabeza y que todos los docentes hemos detectado en
nuestras clases, intentando modificarlas por otras más acordes con la Ciencia. Muchas veces resulta
imposible y vuelven a saltar al escenario escolar, cuando parecía
que habían
sido abandonadas.
Todos tenemos nuestros morgaños
personales. Algunos no sabemos ni que nos persiguen. Éstos son los
peores. Aún estoy intentando desembarazarme de unos cuantos de los
que, al menos, soy consciente. Pero no lo consigo del todo. Son
ideas sobre economía, política, sociedad, relaciones humanas,
Ciencia, etc.
tan útiles para movernos por el mundo.
Las ideas "erróneas" expuestas en esta
web representan una pequeña muestra de las
concepciones
previas con las que he tenido que bregar lo largo de mi vida
profesional. No pretendo que sean un
documento exhaustivo de cómo es la Ciencia del alumnado, ni mucho
menos. Tampoco espero que con la lectura de su
alternativa científica, el morgaño abandone para siempre al
navegante que, perdido, haya recalado en este "puerto". En cualquier
caso, es ésta una página viva, que iré ampliando poco a poco a
medida que afloren los recuerdos o surjan nuevas "teorías"
en el desarrollo de mis clases.
La pintura que encabeza estas
reflexiones sobre las persistentes ideas erróneas representa a
"la madre de todos los morgaños", es decir,
simboliza las concepciones
antiguas sobre la Tierra y el cielo, que la Humanidad ha
ido derribando gracias a la lucha de la Ciencia contra el
Mito. Como ilustra su título, "Las aventuras del Conde de Caralt",
es el gran periplo de la Ciencia a lo largo de los siglos, a cuya enseñanza,
defensa y divulgación me
dedico con ahínco.