CASIMIRO JESÚS BARBADO LÓPEZ |
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Tríptico del Jardín de las Delicias, El Bosco, 1480-1490NUBES, DESIERTOS E INFIERNOS EDUCATIVOS (*) Finales de 2005, año del cuarto centenario de “El Quijote” y de los 100 años de “la Teoría de Relatividad”. Miguel de Cervantes, Albert Einstein y Cándida Martínez se detienen exhaustos en Granada, tras visitar ¡todos! los colegios e institutos de Andalucía. En la ciudad de la Alhambra, la Consejera de Educación anuncia, ante los reyes de la Cultura Universal, unas excelentes noticias para las Ciencias y las Letras. Respecto a las primeras presenta un documento inicial denominado Educación y Cultura Científica 2005, que se debate y modifica en 2006 y se publica en 2007 bajo un ambicioso lema: “Otra enseñanza de las Ciencias es necesaria y posible”. El documento final contempla la “Estrategia andaluza para la mejora de la cultura científica y tecnológica”; “la creación de un observatorio encargado de evaluarla” y “la incorporación gradual de la alfabetización científica al sistema educativo andaluz”. Por aquellas fechas, nuestro reciente e ilusionado colectivo comienza a trabajar en el análisis de la situación de las enseñanzas científicas y en la propuesta de medidas para mejorar su calidad, sustentadas en tres principios irrenunciables: La realización de desdobles de prácticas, como en otras CCAA; el aumento de su carga horaria, muy inferior a la de los países de nuestro entorno y la puesta en marcha de cambios metodológicos. Y en este contexto nace, en 2006, nuestro Paseo por la Ciencia, con una consigna que trascendería las siete convocatorias celebradas hasta la fecha: “Hacemos en la calle lo que no podemos hacer en nuestros centros”. (Hoy no puedo dejar de pensar en lo paradójico que resuenan estas palabras, pues difícilmente pueden hacerse experimentos en la calle, sin que se preparen antes en las clases… por un puñado de alumnos/as voluntarios/as).
El tiempo confirma que aquellas promesas eran fuegos de artificio: Una representación teatral para captar la atención de la prensa y de los ingenuos ciudadanos/as. En 2007 se aprueba también la Ley de Educación de Andalucía. Nuestra asociación critica que no contemple la necesidad de introducir metodologías innovadoras y cambios curriculares para paliar las dificultades en las asignaturas de Ciencias y la disminución de las vocaciones científicas y que no refleje la importancia del aprendizaje basado en la experimentación ni los alarmantes déficits de formación científica de nuestro alumnado, puestos de manifiesto en los informes PISA.
Nuestras tertulias y artículos se suceden mes a mes. En cada Paseo recordamos la necesidad de potenciar las Ciencias. La UCO se sube al carro de nuestras reivindicaciones. Comenzamos a mantener contactos para crear una Casa de las Ciencias y, en 2012, redactamos un borrador de proyecto. Pero siempre con los pies en la tierra.
El tiempo pasa, la crisis se acentúa y los mercados se imponen. Nos anuncian recortes, amenazando con la intervención de las CCAA rebeldes. Nos dicen que son inevitables, aunque sabemos que existen fuentes de ingresos y de ahorro alternativas, que el Gobierno no se atreve a explorar. A primeros de abril de 2012, el Ministro de Educación propone/ impone un recorte brutal, una suerte de “penúltimo susto” con sabor a PP: Subidas de la ratio del 20 %, para mejorar, de paso, la socialización del alumnado -lo que suena a sarcasmo, por no decir algo políticamente incorrecto, en justa simetría; el aumento de las horas lectivas, con la disminución en paralelo de los desdobles, las tutorías y otras tareas docentes y, en consecuencia, la expulsión del sistema de miles de interinos. Mientras insiste, en un ejercicio de cinismo, que la calidad de la enseñanza pública está garantizada. Finalmente, el 15 M entra en escena la Junta con su primaveral hachazo a medias: ¿Más horas para el profesorado, pero sin tocar las ratios? Y yo, humilde y doblemente recortado profesor de Secundaria me sigo preguntando cómo se aprenden las Ciencias, si no se practican.
Si eran malos tiempos para las enseñanzas científicas, los recortes en Educación son la puntilla para el modelo que defendemos. Y voy más allá: Significan el derrumbe de la Educación Pública, por no hablar de la Sanidad o de las Prestaciones Sociales. Siete años no son nada en una historia colectiva, pero analizados con cierta perspectiva, no se me ocurre otra cosa que describir nuestro movimiento reivindicativo como un paseo por las nubes de la esperanza, transformado en travesía por los desiertos de la Administración y, en el futuro más cercano, en un descenso a los infiernos de las carencias educativas.
Solo me queda por decir, esperando con escepticismo los BOJAS estivales y sin abandonar el laicismo militante: ¡Virgencita, que nos quedemos como estamos!
(*) Esta colabración la envié al Córdoba el 24 de abril, cuando la Junta no había sacado a la luz su decretazo del 15 de mayo, nediante el que nos amenazaba con recortar los sueldos a los funcionarios/as y aumentar las horas lectivas al profesorado. Posteriormente, lo retoqué y se lo envié de nuevo al redactor del Córdoba, tras hablar con él por teléfono.
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