CASIMIRO JESÚS BARBADO LÓPEZ

 

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INCERTIDUMBRE

 

Según el Proyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE), aprobado recientemente por el Gobierno,” la finalidad de la educación secundaria obligatoria consiste en lograr que los alumnos y alumnas adquieran los elementos básicos de la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico, científico y tecnológico; desarrollar y consolidar en ellas y ellos hábitos de estudio y de trabajo; prepararlos para su incorporación a estudios posteriores y para su inserción laboral y formarlos para el ejercicio de sus derechos y obligaciones en la vida como ciudadanos.

 

Por otra parte, los objetivos educativos son el tarro de las esencias del currículo. Cuando lo destapas, un aroma especial envuelve la práctica docente, desde los contenidos de la enseñanza, hasta la propia evaluación del alumnado, pasando por las diferentes metodologías.

 

Por eso, cuando leí el artículo 23 del citado proyecto, referido a los Objetivos Generales de la ESO, un sentimiento  de tristeza, mezclado con ciertas dosis de incredulidad e impotencia comenzó a inundar mi mente, fraguada, en parte, durante los últimos 26 años, en las aulas de los extintos planes de estudio de la EGB y el BUP, así como la actual Enseñanza Secundaria. Y fue  al comprobar cómo desaparecían, de un plumazo, algunos de los objetivos más significativos,  directamente relacionados con las Ciencias, que el Decreto 148/ 2002, aún vigente en Andalucía, establece como  capacidades a desarrollar por el alumnado a lo largo de esta Etapa.

 

Es conveniente explicitarlos para saber de qué estamos hablando: 

  • Conocer y comprender los aspectos básicos del funcionamiento del propio cuerpo y la incidencia que tienen los diversos actos y decisiones personales, tanto en la salud individual como en la colectiva.

  • Analizar los mecanismos básicos que rigen el funcionamiento del medio físico y natural, valorar las repercusiones que sobre él tienen las actividades humanas y contribuir activamente a la defensa, conservación y mejora del mismo como elemento determinante de la calidad de vida.

  • Conocer y apreciar el patrimonio natural, (...) de Andalucía y analizar los elementos y rasgos básicos del mismo, así como su inserción en la diversidad de Comunidades del Estado.

  • Conocer y valorar el desarrollo científico y tecnológico, sus aplicaciones e incidencia en el medio físico, natural y social, (...).

  • Interpretar y producir con propiedad, autonomía y creatividad mensajes que utilicen códigos (...) científicos y técnicos.

Con la nueva ley, los objetivos puramente científicos quedan reducidos solo a dos; siendo el primero de ellos un tanto genérico y el segundo, a todas luces insuficiente, en lo que respecta a la educación en valores medio-ambientales:

  • Concebir el conocimiento científico como un saber integrado, que se estructura en distintas disciplinas, y conocer y aplicar los métodos para identificar los problemas en los diversos campos del conocimiento y de la experiencia.

  • Conocer y aceptar el funcionamiento del propio cuerpo y el de los otros, respetar las diferencias, afianzar los hábitos de cuidado y salud corporales e incorporar la educación física y la práctica del deporte para favorecer el desarrollo personal y social. Valorar críticamente los hábitos sociales relacionados con la salud, el consumo y el medio ambiente, contribuyendo a su conservación y mejora.

A partir de esta pérdida significativa, quiero preguntar,  en voz alta, a cuantos tienen “la sartén por el mango”:

  • ¿Por qué se produce esta disminución sustancial en cantidad y calidad de los objetivos?

  •  ¿Qué repercusiones tendrá esta nueva concepción de “capacidades a la baja” en la elaboración de  los nuevos diseños curriculares?

  • ¿Es compatible esta merma con las finalidades de la ESO?

Y bajando a tierra firme:

  • ¿Aprenderán los alumnos/as de ESO conceptos tan elementales como el funcionamiento de los ecosistemas, las Leyes de Newton, la electricidad, la dinámica global de nuestro planeta o las Leyes de la herencia?

  • ¿Serán capaces de entender las consecuencias de los avances tecnológicos en el medio ambiente?

  • ¿Conocerán nuestros alumnos/as Andalucía? ¿Valorarán la importancia de nuestro medio natural?¿Participarán activamente en su cuidado y mejora?

  • ¿Entenderán el significado del lenguaje científico?  

  • ¿Podrán  obtener conclusiones a partir de los resultados de un experimento?

  • ¿Valorarán de forma inteligente la información que les llega a través de los diferentes medios de comunicación, incluido internet?

 

Compañeros/as, políticos/as y ciudadanos/as en general, creo que estamos ante una versión educativa del famoso principio de INCERTIDUMBRE DE HEISENBERG, que puede materializarse, si nadie lo remedia, en unos decretos de enseñanza que, apartando la Ciencia  de la Cultura, favorezcan la formación de ciudadanos desinformados y acríticos, incapaces de comprender, valorar y actuar en la sociedad del siglo XXI.

 

Una última pregunta dentro de este rosario de lamentos: ¿A quién beneficia semejante despropósito?