CASIMIRO JESÚS BARBADO LÓPEZ

 

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BILINGÜISMO MADE IN ANDALUCÍA (ORIGINAL) (*)

No sé hablar apenas en inglés, aunque me defiendo a la hora de traducir un texto científico. Tal vez sea el momento de dejar de leer este análisis crítico, alegando que su autor va a arrimar el ascua a su sardina monolingüe, por despecho o por envidia, sin argumentos sólidos. O puede seguir leyendo y tener una perspectiva diferente a la del “Colegio Británico” que nos quieren vender.

 

El bilingüismo fue impulsado, en algunos centros, buscando la permanencia del profesorado provisional (una opción respetable, obviamente)  y en no pocos, sin debate previo, sin consenso y ¡sin conexión con las etapas previas o posteriores (un experimento “interruptus”)! Hoy lo impone la Consejería a golpe de BOJA. Como muchos otros, es un plan florero: “Dermoestética  en lugar de cirugía radical” (la cita es mía),  porque el alumnado no está adquiriendo las competencias lingüísticas que se persiguen. Son, simplemente, 3 o 4 horas semanales más de lengua 2 (la lengua 1 es el castellano), impartidas por profesorado con escasa formación (salvo excepciones), que obtienen el título en la Escuela Oficial de Idiomas, aprobando cursos diseñados  ex profeso. Y porque tampoco ayuda a resolver  ni uno sólo de los graves problemas de la enseñanza: Falta de comprensión lectora, un gran desconocimiento del mundo natural y de sus interacciones con la sociedad y un bajísimo nivel en matemáticas aplicadas a la vida cotidiana. Los resultados de las pruebas PISA lo confirman año tras año. Pero me atrevo a formularlo de otra manera: Esa machacona obsesión por las lenguas extranjeras, acaparando una buena parte del horario escolar, impide la consecución de otros objetivos educativos fundamentales. Por no hablar de la superficialidad con la que se abordan los contenidos de las áreas impartidas en la segunda lengua o la simpleza de su metodología: Un juego de preguntas y respuestas a partir de un texto en inglés, francés o alemán.

 

Aun no se ha evaluado el plan y ya se están detectando problemas importantes. En primer lugar, la marginación de un buen número de estudiantes, en contra del principio de equidad de la   LOE (artículo 1.b).  Hay tantos hechos que avalan esta tesis, como escuelas e institutos con secciones bilingües: Alumnado con buenas calificaciones en las líneas bilingües y con refuerzos educativos en los cursos convencionales. A este  respecto se alega que la enseñanza bilingüe tiene un plus de dificultad, que hay libertad de elección de las familias y un sorteo sin restricciones. Pero no se menciona que su elección está condicionada por el nivel cultural y socio-económico de las familias. El resultado práctico es una incoherencia educativa: Segregación radical del alumnado en función de su rendimiento. Y en los centros con dos líneas, todavía peor: Un curso muy bueno y otro muy malo, lo que dificulta la convivencia y el aprendizaje. A veces pienso que todo es un montaje camuflado y sutil para vender a las familias una imagen renovada y “moderna” de la enseñanza pública, tan desprestigiada (sin razón), mediante la creación de grupos de “excelencia” bilingües, auténticas  islas en cuanto a rendimiento y actitud, con los que soñamos todos los padres y madres.

 

En segundo lugar,  el bilingüismo detrae recursos económicos que podrían invertirse en paliar sonadas y viejas carencias: Atención a la diversidad, disminución de la ratio o desdobles para las áreas instrumentales (donde se utilizan instrumentos, no nos confundamos). Además  roba tiempo de formación al profesorado, una inversión necesaria  para cambiar el modelo de enseñanza-aprendizaje actual, ya que le obliga a sumergirse en una vorágine académica para obtener el título correspondiente. Es decir, estamos vistiendo  un nuevo santo cuando al otro, el de la metodología, lo tenemos aún en la ropa interior que nos mostró la “antigua” LOGSE.

 

Pero no quisiera terminar esta crítica sin mencionar lo que este plan supone para el profesorado que no tiene esta titulación, por considerar que la barrera lingüística es un impedimento para el desarrollo de las competencias básicas o porque prefiere profundizar en otros campos de esta hermosa profesión, como las nuevas tecnologías, la didáctica de su materia o la mejora de la convivencia. Este profesorado está siendo discriminado porque la Consejería ha establecido  un Concurso General de Traslados paralelo al de las especialidades (Matemáticas, Geografía e Historia, etc.), mediante la reserva de vacantes bilingües, que obtienen profesores/as con escasa experiencia. A mi entender, este sistema altera el baremo de méritos existente, basado en los principios de seguridad jurídica, igualdad, mérito y capacidad  de los funcionarios, conculcando los derechos adquiridos por el profesorado con más experiencia. O porque la  Consejería no les permite enseñar su materia… al alumnado bilingüe. Y esto me genera desilusión y perplejidad, tras tantos años de esfuerzo por mejorar las enseñanzas científicas. Y es que también en la escuela hay  especies en vías de extinción… cuando un florero les golpea en la cabeza.

 

(*) ADAPTACIÓN PUBLICADA EN EL DIARIO CÓRDOBA EL 12.01.2011

 

 

Casimiro Jesús Barbado López

Profesor de Biología y Geología